La luz que impacta a un tejido biológico afectará a ese tejido como mínimo de dos formas distintas. La primera se refiere al calentamiento del tejido y la segunda, a las propiedades fotoacústicas del haz láser de alta potencia de cresta (como es el caso del láser Revlite TM).

Para que la luz pueda calentar un tejido biológico, ésta debe ser absorbida por el tejido. Este fenómeno depende de la longitud de onda. Los productos químicos capaces de absorber luz se denominan cromóforos y solo absorberán longitudes de onda específicas. El espectro de longitudes de onda absorbidas se denomina espectro de absorción.

Hay dos cromóforos endógenos que son importantes al momento de una cirugía cutánea con láser. Estos son la melanina y la hemoglobina. Al tratar lesiones pigmentadas, el objetivo es la melanina; mientras que en las lesiones vasculares el cromóforo correcto es la hemoglobina. Un tercer tipo de cromóforos son los pigmentos de los tatuajes, que serían exógenos.

Los cromóforos objetivo se destruyen parcial o totalmente (termólisis selectiva) cada vez que se tratan con la fuente de luz láser apropiada. Sin embargo, el calor no es el único responsable de la destrucción del cromóforo. Un efecto fotoacústico, producido por la rápida absorción de pulsos cortos (menor de 10 ns) con energía extremadamente alta (200 megavatios), resulta en una onda de choque que además fractura al cromóforo (ej. las partículas de tinta de los tatuajes).

La ventaja del láser Revlite TM es que se puede utilizar con confianza en prácticamente todos los tipos de piel, desde bebés hasta adultos.